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sábado, 12 de julio de 2014

MODORRA



Incontables veces sonó la alarma del celular, antes de que aquel hombre decidiera levantarse. Aplazando durante cinco minutos, y otros cinco y cinco más, muchos más. Llegado cierto momento, el hombre se puso de pie y fue al baño. Al abrir la puerta, se encontró con que sólo había oscuridad. El cuarto de baño había desaparecido. Contrariado, miró hacia atrás; y atrás, donde hace segundos había estado su habitación, también era oscuridad. Intentó mirarse las manos. No estaban. Estúpidamente, intentó palparse el rostro y las piernas; intentó hablar. Consideró que todo era un error y que aún estaba en su habitación. Reclamó y lanzó improperios. Intentos fútiles y absurdos reclamos. Ya no había rostro ni cuerpo, no había voz ni habitación. Ya no había tiempo.

Oscar M.

sábado, 5 de julio de 2014

EL GATO PARDO




Desde mi escondrijo veo y escucho como él, supuesto a defender el pueblo, grita a voz en cuello instando a la gente para que marchen y mueran luchando, si fuera necesario,  por el "cambio definitivo". Veo a los hombres, mujeres, jóvenes y ancianos creyendo las mismas mentiras, la misma demagogia y las mismas promesas incumplidas.
Mi amo solía decir, citando a Lampedusa en Gatopardo "algo tendrá que cambiar para que nada cambie". Fuegos de artificie, disparos sueltos, guerra de opereta, algunos muertos, nuevas banderas, nuevos lemas y savia nueva para seguir manteniendo la esencia del sistema.
En mis andanzas callejeras nocturnas oculto el desencanto y me invade la certeza de que, en efecto, la mayoría de los cambios políticos, económicos, y sociales tienen lugar para que "todo siga igual, pese a que todo haya cambiado"

adapatación
Hank66